Francés, inglés, alemán, italiano... todos ellos me sirven para comunicarme en esos países. Es paradójico viajar y hablar en el resto del mundo, mientras en mi ciudad me explotan las palabras por dentro. Conozco gran mayoría de las del diccionario. Sin embargo, es extraño, nadie parece entenderlas. Ellos funden mis palabras en una sola etiqueta, cada uno fabrica la suya: LOCA, PENA, LÁSTIMA... Cargo en silencio con todos esos carteles mientras pienso MIEDO. Una vez más el miedo es mi carcelero. Oigo que mis palabras suenan, no estoy sorda y ellos tampoco. Me oyen. Mi voz les llega en forma de grito silencioso de auxilio. Nadie escucha el grito de socorro que pronuncio en cada una de mis forzadas sonrisas. Necesito una salida. Atrapada en un laberinto sin salida, me esfuerzo por pedir ayuda, es inútil.
Mi única escapatoria es volver por donde entré, volver a ser todo aquello que un día fui. Ladrona de sonrisas, maestra de las bromas, seria únicamente por obligación. Para ello, debo empezar por escucharme a mí misma. Gritarme por dentro cánticos de ánimo y palabras alentadoras. Esta es pues mi forma de hablarme. Es cierto que estoy coja, mi amor propio me abandonó hace tiempo. Apoyada en el bastón de la gente que me escucha, voy a levantarme, voy a andar y voy a dejar sorda a mi alma gritándole al oído: ¡¡¡YO TAMBIÉN MEREZCO SER FELIZ!!!
A mi buena amiga Paula. Espero que esto le sirva de empujoncito para superar todos sus obstáculos.
Bienvenidos a mi pequeño escondite, el oasis que me devuelve la vida tras largas caminatas en el acuciante desierto de muchedumbre de Madrid.
viernes, 17 de abril de 2009
jueves, 16 de abril de 2009
Palabras...
Faltan palabras para expresar lo que siento, sobran miradas para contar mis sueños, el miedo las separa. Miedo es una palabra. La única palabra que pienso al pensarte. Miedo a no poder olvidarte. Pienso y siento, soy humana. Pensaba y sentía, creía serlo. Persigo un sueño, de mi te separas. Sigo otros caminos, conozco a otras personas. Ilusiones que florecen, que riego y que crecen, sin darme cuenta de nada. Mil palabras, una imagen, una nueva. Sonrío, por fin te has ido, te han sustituido. Otra vida, mira, otra palabra. Alegría, emoción, son palabras que conocía y que he vuelto a recordar. Tiempo, breve, efímero. Arrastra las ilusiones plantadas en el jardín de mis quimeras. El paso de una sola palabra es arrasador. Huracán. Cualquiera de ellas, ya no importa cual, me transporta. Pensar vuelve a torturarme hasta conseguir la libertad de mi lágrima prisionera. Miedo, sentir, pensar, soñar, son sólo palabras. Palabras indefensas que un día escuché. Palabras que han roto mis sueños, truncado mi alegría y resquebrajado mi ilusión. Palabras que son puñales. Son, sin embargo, simples palabras. Y por tí, por tus palabras, me clavo el miedo, muero en vida, sangro en sueños.
martes, 14 de abril de 2009
Perpetua cadena
Una vez fui feliz. Mi mundo giraba cada vez más rápido alrededor de una persona. Las demás no soportaron mi ritmo. Adiós a muchas cosas y gente innecesaria. Pero todo se acaba, el mundo se paró en mi estación y me echó a patadas. Allí estaba yo, sola, lejos de toda esa gente que ya no veía tan inútil y totalmente ciega, sin el bastón en el que me había estado apoyando hasta entonces.
Fue entonces cuando pensé. Digo pensé porque lo hice por mí misma. Habían cortado los hilos que me movían las piernas, las manos, la boca, el corazón... Era libre. ¿Y ahora qué? me preguntaba. Vagaba cual reo recién excarcelado. Ansiosa de libertad y aún más perdida con ella en mi poder. Y bajo mi condición de ex preso, recordé aquél día que con un "sí" me había condenado a "perpetua cadena". Una cadena perenne e irrompible que me ataría a él hasta el fin de mis días.
Miré a mi alrededor y sólo ví autómatas, seres que, como yo, una vez habían sido personas. ¿Dónde estaba la gente "normal"? Muy fácil, en el mundo "normal". De pronto ví a lo lejos una pequeña puerta, nada atractiva, incluso me asustaba. Encima de ella había un letrero: UNIVERSIDAD. 11 letras, de las que encontré un significado para cada una. Sin embargo, preferí cambiar cada una de esas letras por otra: OPORTUNIDAD. Seguían siendo 11 pero ahora su sentido estaba hecho para mí.
Tras aquella puerta encontré un tren. Un tren que me llevaba lejos, no sabía bien dónde. Estaba repleto de personas desconocidas abiertas a acogerme entre ellas gratuitamente. Al montarme en él supe que mi vida hasta entonces se quedaría atrás para nunca volver. Hoy, sigo de estación en estación camino de Dios-sabe-donde, aunque prefiero llamarle "el destino de mi vida". Gracias a todas esas personas prosigo mi camino olvidando, en cada estación, lo que sucedió antes de marchar.
Presiento que, a pesar del duro y largo viaje, al llegar a la última parada, no querré bajarme. Mi destino podrá esperar, primero, tengo que dar las gracias. Gracias por romper, eslabón a eslabón, la perpetua cadena que me ataba a la esclavitud.
Fue entonces cuando pensé. Digo pensé porque lo hice por mí misma. Habían cortado los hilos que me movían las piernas, las manos, la boca, el corazón... Era libre. ¿Y ahora qué? me preguntaba. Vagaba cual reo recién excarcelado. Ansiosa de libertad y aún más perdida con ella en mi poder. Y bajo mi condición de ex preso, recordé aquél día que con un "sí" me había condenado a "perpetua cadena". Una cadena perenne e irrompible que me ataría a él hasta el fin de mis días.
Miré a mi alrededor y sólo ví autómatas, seres que, como yo, una vez habían sido personas. ¿Dónde estaba la gente "normal"? Muy fácil, en el mundo "normal". De pronto ví a lo lejos una pequeña puerta, nada atractiva, incluso me asustaba. Encima de ella había un letrero: UNIVERSIDAD. 11 letras, de las que encontré un significado para cada una. Sin embargo, preferí cambiar cada una de esas letras por otra: OPORTUNIDAD. Seguían siendo 11 pero ahora su sentido estaba hecho para mí.
Tras aquella puerta encontré un tren. Un tren que me llevaba lejos, no sabía bien dónde. Estaba repleto de personas desconocidas abiertas a acogerme entre ellas gratuitamente. Al montarme en él supe que mi vida hasta entonces se quedaría atrás para nunca volver. Hoy, sigo de estación en estación camino de Dios-sabe-donde, aunque prefiero llamarle "el destino de mi vida". Gracias a todas esas personas prosigo mi camino olvidando, en cada estación, lo que sucedió antes de marchar.
Presiento que, a pesar del duro y largo viaje, al llegar a la última parada, no querré bajarme. Mi destino podrá esperar, primero, tengo que dar las gracias. Gracias por romper, eslabón a eslabón, la perpetua cadena que me ataba a la esclavitud.
lunes, 13 de abril de 2009
Inauguración
¡Hola a todos!
Para ser sincera, no tengo ni idea de cómo he llegado aquí. No dudo del azar del "surfing" sino más bien de mi destreza con las tecnologías, pero mis defectos es un tema que hoy no toca tratar (no os preocupéis que todo llega).
Este blog es algo que llevaba tiempo queriendo hacer, y valga la redundancia, no lo hacía por falta de tiempo. Esto aportará a todo el que lo visite una información de mí que ni yo misma sé hasta que no lo escriba. Quizá no lo lea nadie, en cuyo caso, obedecería con creces a su título o quizá alguien, de vez en cuando, en un grito de agonía y aburrimiento lo descubra y se ponga a navegar por mi mente...
En cuanto al título, ya que lo menciono, debería explicarlo. "Mi oasis en vuestro mundo". Bien, considero este blog mi forma de escapar de todo un desierto que de vez en cuando me ahoga. Un desierto lleno de gente, lleno de vida social y de actividades en grupo que llegan a quitarme el aire (o el agua), cada vez más. Lo llamo desierto pues, a pesar de la muchedumbre, a pesar de que cada persona represente un granito de arena, me siento sola e indefensa caminando sin aliento. Este será mi "oasis", mi escapadita del mundo real, la sombra que me permite respirar y tomar fuerzas para continuar mi camino hacia no sé bien qué lugar. Sin embargo, podría convertirse en espejismo, podría fallar la red y borrarse todo. Es algo a lo que me arriesgo. Un riesgo que vale la pena correr por un mísero minuto de libertad y soledad.
Por último, os dejo con una frase que escribio J.P. Sarte en uno de sus libros Huis Clos que define perfectamente los momentos de hastío que toda persona siente hacia los demás en algún momento de su vida.
"l'enfer c'est les autres."
"el infierno son los demás."
Para ser sincera, no tengo ni idea de cómo he llegado aquí. No dudo del azar del "surfing" sino más bien de mi destreza con las tecnologías, pero mis defectos es un tema que hoy no toca tratar (no os preocupéis que todo llega).
Este blog es algo que llevaba tiempo queriendo hacer, y valga la redundancia, no lo hacía por falta de tiempo. Esto aportará a todo el que lo visite una información de mí que ni yo misma sé hasta que no lo escriba. Quizá no lo lea nadie, en cuyo caso, obedecería con creces a su título o quizá alguien, de vez en cuando, en un grito de agonía y aburrimiento lo descubra y se ponga a navegar por mi mente...
En cuanto al título, ya que lo menciono, debería explicarlo. "Mi oasis en vuestro mundo". Bien, considero este blog mi forma de escapar de todo un desierto que de vez en cuando me ahoga. Un desierto lleno de gente, lleno de vida social y de actividades en grupo que llegan a quitarme el aire (o el agua), cada vez más. Lo llamo desierto pues, a pesar de la muchedumbre, a pesar de que cada persona represente un granito de arena, me siento sola e indefensa caminando sin aliento. Este será mi "oasis", mi escapadita del mundo real, la sombra que me permite respirar y tomar fuerzas para continuar mi camino hacia no sé bien qué lugar. Sin embargo, podría convertirse en espejismo, podría fallar la red y borrarse todo. Es algo a lo que me arriesgo. Un riesgo que vale la pena correr por un mísero minuto de libertad y soledad.
Por último, os dejo con una frase que escribio J.P. Sarte en uno de sus libros Huis Clos que define perfectamente los momentos de hastío que toda persona siente hacia los demás en algún momento de su vida.
"l'enfer c'est les autres."
"el infierno son los demás."
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